“Todo lo que pueda ser mejorado no está terminado” fue el lema de un artista puro que no conoció más que un principio: la exigencia. En su testamento, Manuel de Falla expresa su voluntad de que en la pequeña iglesia de San Cecilio (Granada), y "en representación de nuestras almas, arda constantemente una lámpara ante el Sagrario de la Iglesia Parroquial”. También, a la memoria de sus padres y familiares difuntos; del sacerdote Francisco de Paula Fedriani, su primer confesor y director espiritual; de su maestro de primera enseñanza, Clemente Parodi; de sor Eloísa Galluzzo que, junto a su madre, le inició en la música; de sus maestros Felipe Pedrell y José Tragó; y, de un modo general, por las almas de quienes fueron sus confesores, bienhechores y amigos fieles. En los días 2 de abril y 27 de noviembre pide que se celebren de modo especial sufragios por dichas almas.
Cumpliendo la voluntad de Manuel de Falla, el 27 de noviembre de 2022 se celebró una
Eucaristía en la parroquia de San Cecilio, donde se colocó una lámpara votiva –donada por la cofradía de Los favores–, grabada con la única obra religiosa en latín que se conserva de Manuel de Falla,
Invocatio ad individuam trinitatem (1935).