El único objeto de esta carta es rogarle que me envíe otra reconociendo lealmente bajo su firma lo que es verdad absoluta: que la idea esencial de los dos últimos cuadros o actos [...] me pertenece, y prometiéndome Vd. al mismo tiempo que no autorizará ninguna adaptación musical de la obra en la que intervengan las situaciones antedichas ni ninguna otra que yo le haya confiado a Vd2222. Borrador manuscrito de carta de Manuel de Falla a Gregorio Martínez Sierra, fechado en Granada el 24 de noviembre de 1921. A.M.F. (carpeta de corresp. 7251)..
La contestación de Gregorio Martínez Sierra deja ver a las claras su disgusto y dolor ante la ofensa que, a su entender, ha recibido por parte del amigo y compositor. El 26 de noviembre le escribe a Falla una carta en cuyo penúltimo párrafo se lee:Y ahora completamente en serio: para que usted no vuelva a tener susto ni yo a tenerme que hacer el loco para no ofenderme, le agradeceré que a vuelta de correo, certificada, me mande V. una lista de todas las «situaciones» musicales que me haya usted confiado para borrarlas de la memoria y no caer en la tentación de aprovecharme del ingenio ajeno. Hay cosas que [...] duelen más de lo que V. puede figurarse, por mucho ingenio e imaginación dramática que pueda V. tener2323. Carta manuscrita de Gregorio Martínez Sierra a Manuel de Falla, fechada en Madrid el 26 de noviembre de 1921. A.M.F. (carpeta de corresp. 7251)..
La ruptura con los Martínez Sierra vino a coincidir en el tiempo (y quizá también en el ánimo y las aspiraciones del músico) con la llegada a los nuevos círculos granadinos en los que Falla va a ganar otras amistades y jóvenes colaboradores. Buen ejemplo de esto fueron «los rinconcillistas», integrantes de una tertulia («El Rinconcillo») con sede en un céntrico café de Granada ya desaparecido. Federico García Lorca, Manuel Ángeles Ortiz, Hermenegildo Lanz... estarán entre los más cercanos al compositor.Todo está áspero de puro limpio [...]. En torno a la mesa camilla se agrupan unas sillas de anea, donde unos cuantos amigos locales departen con Falla. Un gato de María del Carmen runrunea en un rincón [...] Se habla de casi todo más que de música. El maestro pregunta, escucha, y cuando interviene sorprende cada vez su exquisita cortesía. Nadie adivinaría aquí el tormento íntimo de Falla2424. GARCÍA GÓMEZ, Emilio. Silla del Moro y nuevas escenas andaluzas. Madrid, Revista de Occidente, 1948, p. 133..