En torno al Misterio de los Reyes Magos

19/10/2019

El 6 de enero de un lejano 1923, Manuel de Falla, Federico García Lorca y Hermenegildo Lanz organizaron en Granada, en la casa familiar de los García Lorca, una función de Títeres de Cachiporra (Cristobica), que se convertiría en el punto de partida y laboratorio de experimentación para el desarrollo posterior de las representaciones escénicas de El retablo de maese Pedro, de Manuel de Falla. Ese día se representaron Los dos habladores, entremés atribuido entonces a Miguel de Cervantes, y La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón, de Federico García Lorca, obras para las que Manuel de Falla seleccionó música de Stravinsky, Debussy, Albéniz, Ravel y Pedrell.
El programa también incluía un auto sacramental de finales del siglo XII o comienzos del XIII, El Misterio de los Reyes Magos, la obra dramática española más antigua que se conocía. Como música incidental, Manuel de Falla adaptó una serie de obras históricas para una original formación: piano, clarinete, violín, laúd y voces blancas. Cantaron, el Invitatorio primero y la Cançó de Nadal después, Isabel García Lorca y Laura de los Ríos Giner, niñas en esa época. Manuel de Falla estuvo al clave –en realidad, el propio piano de cola de Lorca con las cuerdas cubiertas con papel de seda–, José Gómez al violín, Alfredo Baldrés al clarinete y José Molina al laúd.
Esta música volvió a sonar en concierto en los Encuentros Manuel de Falla de 2012, y en la Residencia de Estudiantes el pasado 26 de enero, y ha sido publicada por primera vez en edición crítica a cargo de Yvan nommick como separata del tercer volumen monográfico de la revista Quodlibet (nº 64).

Entradas disponibles en:
www.redentradas.com, taquilla Teatro Isabel la Católica y una hora antes en taquilla Auditorio Manuel de Falla




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