Manuel de Falla y el Arte Plástico Actual
03/10/2019
Hace veinticinco años comenzó uno de los proyectos más llamativos de la temporada cultural de la ciudad de Granada, un encuentro entre el Archivo Manuel de Falla y la Orquesta Ciudad de Granada. Una conversación entre sus directores fue suficiente para que aquel proyecto, plural en su formalidad, se centrara alrededor de la celebración concreta de alguna de las múltiples facetas del gran compositor gaditano, que da nombre al magnífico auditorio, principal recipiendario de la actividad generada en estos fructíferos años de creatividad.
Entre las diversas acciones realizadas junto a la música, los cursos y charlas musicales, se encontraban las exposiciones de corte histórico y documental que han ido recuperando instantes, personas y obras musicales vinculadas a la vida de Manuel de Falla. En este devenir, fue apareciendo paulatinamente la necesidad de acudir a los artistas contemporáneos para expresar la contemporaneidad del músico que en su momento apadrinó a jóvenes artistas, a los que aconsejaba y guiaba para llegar a conseguir su sueño; léase Manuel Ángeles Ortiz, Hermenegildo Lanz e, incluso, el propio Lorca.
En el momento que se hizo el primer encargo a Gerardo Delgado para que interpretara plásticamente Noches en los jardines de España, se abrían unas posibilidades de explorar la permanencia y la vigencia de la obra de Manuel de Falla casi un siglo después, continuando hasta el día de hoy con los nombres de Joaquín Peña-Toro, con Variaciones móviles sobre el Concerto; Soledad Sevilla, con El retablo de maese Pedro; Jaime García, con El sueño de Isabel de Atlántida; Antonio Maldonado y Jesús García Latorre, con La vida breve; Frederic Amat, con la escenografía para El amor brujo; y el trabajo conjunto de Antonio Montalvo y Simon Zabell para El corregidor y la molinera con su telón de boca.
Todos ellos han propiciado el acercamiento a la obra de Falla bajo una óptica diferente que ha dado lugar a la exposición que hoy celebramos, durante estos vigésimo quintos Encuentros, dando lugar a la contemplación conjunta de lo que ha sido una creación extendida en el tiempo. En este transcurso ha sido fundamental la concentración de esfuerzos que se mantiene entre el Archivo Manuel de Falla, la Fundación Caja Rural y la Asociación Amigos de la OCG, que ahora ofrecen públicamente la contemplación de esta colección en las magníficas salas del Centro Cultural Manuel de Falla.
José Vallejo Prieto
Hace veinticinco años comenzó uno de los proyectos más llamativos de la temporada cultural de la ciudad de Granada, un encuentro entre el Archivo Manuel de Falla y la Orquesta Ciudad de Granada. Una conversación entre sus directores fue suficiente para que aquel proyecto, plural en su formalidad, se centrara alrededor de la celebración concreta de alguna de las múltiples facetas del gran compositor gaditano, que da nombre al magnífico auditorio, principal recipiendario de la actividad generada en estos fructíferos años de creatividad.
Entre las diversas acciones realizadas junto a la música, los cursos y charlas musicales, se encontraban las exposiciones de corte histórico y documental que han ido recuperando instantes, personas y obras musicales vinculadas a la vida de Manuel de Falla. En este devenir, fue apareciendo paulatinamente la necesidad de acudir a los artistas contemporáneos para expresar la contemporaneidad del músico que en su momento apadrinó a jóvenes artistas, a los que aconsejaba y guiaba para llegar a conseguir su sueño; léase Manuel Ángeles Ortiz, Hermenegildo Lanz e, incluso, el propio Lorca.
En el momento que se hizo el primer encargo a Gerardo Delgado para que interpretara plásticamente Noches en los jardines de España, se abrían unas posibilidades de explorar la permanencia y la vigencia de la obra de Manuel de Falla casi un siglo después, continuando hasta el día de hoy con los nombres de Joaquín Peña-Toro, con Variaciones móviles sobre el Concerto; Soledad Sevilla, con El retablo de maese Pedro; Jaime García, con El sueño de Isabel de Atlántida; Antonio Maldonado y Jesús García Latorre, con La vida breve; Frederic Amat, con la escenografía para El amor brujo; y el trabajo conjunto de Antonio Montalvo y Simon Zabell para El corregidor y la molinera con su telón de boca.
Todos ellos han propiciado el acercamiento a la obra de Falla bajo una óptica diferente que ha dado lugar a la exposición que hoy celebramos, durante estos vigésimo quintos Encuentros, dando lugar a la contemplación conjunta de lo que ha sido una creación extendida en el tiempo. En este transcurso ha sido fundamental la concentración de esfuerzos que se mantiene entre el Archivo Manuel de Falla, la Fundación Caja Rural y la Asociación Amigos de la OCG, que ahora ofrecen públicamente la contemplación de esta colección en las magníficas salas del Centro Cultural Manuel de Falla.
José Vallejo Prieto