05/10/2019
Los 25 Encuentros Manuel de Falla conmemoran este año el centenario de la llegada de Falla a Granada (1919). El
concierto comienza con la obertura de
Fuego fatuo (1918-1919), última obra en la que el compositor trabaja antes de trasladarse a Granada. Se trata de una ópera cómica incompleta, en tres actos, sobre temas de Chopin y con libreto de María Lejárraga que no llegó a estrenarse. Antoni Ros Marbá revisó la instrumentación de los actos primero y tercero, quitándoles las voces, y la estrenó en forma de suite con la Orquesta Nacional de España en el Festival de Granada de 1976.
La música incidental toma a continuación el protagonismo en este concierto con dos obras reconstruidas por el musicólogo Antonio Gallego Gallego, autor del
Catálogo de obras de Manuel de Falla (1987), y a las que la revista
Quodlibet dedicó dos números (2013 y 2014), siendo editadas y estudiadas dichas partituras por Francisco Ruiz Montes y Elena Torres Clemente. Las puestas en escena de estas dos obras con música de Falla supusieron un acontecimiento cultural de primer orden: la recuperación de un género como el auto sacramental, de gran fortuna en la literatura española de los Siglos de Oro.
La representación de
La vuelta de Egipto, auto sacramental de Lope de Vega, tuvo lugar en 1935 en el patio de la Universidad de Granada (actual facultad de Derecho), enmarcada en los actos conmemorativos del tercer centenario de la muerte de Lope de Vega (1635-1935) que organizaba la Universidad de Granada. Fue puesta en escena por estudiantes de la universidad y contó con la dirección artística de Antonio Gallego y Burín, los decorados y figurines de Hermenegildo Lanz y la dirección musical de Valentín Ruiz-Aznar. Desde su estreno, esta música incidental nunca ha vuelto a interpretarse, a excepción del fragmento
Invocatio ad individuam Trinitatem.
La representación de
El gran teatro del mundo, auto de Calderón de la Barca, había tenido lugar ocho años atrás, en 1927 en la Plaza de los Aljibes de la Alhambra. Dicha representación, organizada por la Junta de Damas de Honor y Mérito y el Ateneo de Granada, contó también con la participación de Antonio Gallego y Burín y Hermenegildo Lanz, estando la dirección musical a cargo de Ángel Barrios en esta ocasión. Hasta después de la muerte de Falla no volvió a interpretarse esta música incidental.
Falla escribió música para las acotaciones musicales especificadas en ambos autos, arreglando diferentes fragmentos musicales seleccionados por él mismo de entre sus fuentes predilectas: melodías populares extraídas del
Cancionero musical popular español (1918-1922) de su maestro Felipe Pedrell, y músicas de siglos anteriores entre las que destacan, por su aparición en ambos autos, las cantigas de Alfonso X el Sabio (siglo XIII) recogidas por Pedrell en el citado cancionero, el P
angue lingua “more hispano” a 4 (1581) de T. L. de Victoria, la obra de Gaspar Sanz (1697), la ópera
Parsifal (1882) de Richard Wagner o el anónimo
Amen de Dresde, que a su vez Wagner también empleó en dicha ópera.
Por último, la
Suite Homenajes (1938-1939) constituye un verdadero resumen de la vida musical del Falla. Este año se conmemoran los ochenta años de la despedida y el comienzo del exilio de Falla en Argentina (1939). La
Suite Homenajes fue la última obra compuesta por Falla en Granada, siendo estrenada ya al otro lado del charco, en el Teatro Colón de Buenos Aires con el propio compositor a la batuta. Tres de los cuatro movimientos que integran esta suite proceden de obras anteriores, algunas escritas originalmente para guitarra, como en el caso de Debussy, o para piano, en el caso de Dukas. La Pedrelliana, la única realmente nueva, procede de temas de la ópera
La Celestina (1902) compuesta por Pedrell.